Little Closet of Dreams

sábado, 12 de enero de 2008

De sueños de Navidad y propósitos de Año Nuevo

Sé que, a 12 de enero, es un poco tarde para publicar un post navideño, pero espero que, después de leer el post, entendáis por qué no he podido escribirlo antes.

La mayoría de los años, las navidades en mi casa empiezan el 8 de diciembre, que es cuando mi madre decide que el espíritu navideño debe implantarse en casa. Pues os digo una cosa. Mientras que en el resto de los hogares el espíritu navideño llega en la forma del árbol de Navidad o el Belén (o ambos en algunos casos) y algunos adornos más, por mi casa no pasa, en mi casa decide explotar. Os explico:
  • Tenemos el árbol de Navidad artificial más frondoso y más alto que había en la tienda. Son aproximadamente unos dos metros de una casi impenetrable masa de "hojas" verdes que mi madre cubre desde la base hasta la punta con: en la primera capa, una interminable tira de lucecitas que parpadean al son de un villancico (menos mal que teníamos la opción de que el villancico no sonara), cubriendo homogéneamente el árbol desde todas las perspectivas; una segunda capa de adornos, que van desde las típicas bolitas hasta unas modernísimas estrellitas y copos de nieve hechos de una especie de espuma, pasando por una serie de angelitos hechos de paja y unas setas pequeñas; una tercera capa de cintas de papel doradas con dibujos de estrellas de Navidad; y, por último, una estrella de Navidad grande en la copa.
  • En la puerta de entrada de la parcela, ponemos dos bolas de adorno de cartón piedra (o algo por el estilo), pintadas en rojo y verde con brillantina, del tamaño aproximado de un balón de balonmano.
  • El jardín de la entrada queda lleno de luces de adorno con forma de regalos, trineos, un mini-árbol con las puntitas de las ramas iluminadas y una tira de adorno puesta a modo de setos también con las ramas iluminadas.
  • En la parte de arriba del muro de la cochera, un tubo fluorescente de color blanco y otro de color azul.
  • En la fachada de la casa que da a la calle, dos cortinas de luces, una en la barandilla de la terraza del salón y otra en la barandilla de la terraza de arriba, conectadas por un Papá-Noel de esos que parecen que están escalando la pared.
  • En la barandilla de las escaleras que suben a la entrada principal, otro tubo fluorescente, pero blanco y rojo.
  • En la puerta de entrada, una corona de acebo y un "nacimiento" de imanes de nevera que tiene a Jesús, María, José, el buey, la mula, los reyes y la estrella.
  • Un tubo fluorescente verde con forma de árbol de Navidad en la ventana de la cocina y otro en la ventana del lavadero.
  • Y por último, cambia todas las velas de los portavelas, que son normales de cera de varios colores, por otras brillantes de colores rojo, verde y dorado.
¿Veis por qué digo que el espíritu navideño explota en casa?

Y no me malinterpretéis. No es que no me guste la Navidad y proteste por el hecho en sí de poner adornos, es que para mí la Navidad no consiste en que mi casa se vea desde lejos. Para mí la Navidad es una serie de sueños y buenos propósitos.

Sueños, como los que todos tenemos la mañana del 22 cuando cerramos los ojos mientras escuchamos las (irritantes) vocecitas de los niños de San Ildefonso e imaginamos todos los sueños que se nos pueden cumplir si uno de nuestros décimos está entre los agraciados.

O como los de la nochebuena o la víspera de reyes, donde soñamos con los regalos que al día siguiente nos encontraremos bajo el árbol.

Y buenos propósitos, como el que durante toda esta época inunda mi casa, que es el de recibir a todas las visitas como si fueran de la familia (y os lo puedo asegurar, durante estas fechas hay visitas todos los días, ya sean vecinos, amigos...), y hacer un festín con cada una de ellas.

O como los que todos hacemos en Nochevieja con vistas al nuevo año. Este año los míos son:
  • Empezar a moverme más para encontrar un buen trabajo.
  • En cuanto ahorre algo de dinero, apuntarme a un gimnasio con una vecina.
  • Ponerme a dieta, sobre todo para que lo del gimnasio no sea inútil.
  • No pasar tanto tiempo delante del ordenador.
  • Seguir escribiendo, porque eso mantiene mis neuronas alerta y mi ánimo elevado.
  • Retomar la carrera, aunque sea en la universidad a distancia.
  • Ser valiente a la hora de expresar mis sentimientos a quién de verdad importa.
Bueno, creo que con esto ya he acabado mi post navideño. Vuelvo a repetir que siento haber tardado tanto en escribirlo, pero como ya habéis visto, mi casa siempre está llena durante las navidades, lo que ha hecho difícil encontrar tiempo a solas para escribir. Os deseo felices post-fiestas y una fácil cuesta de enero :P

1 comentario:

JA Corioling dijo...

Añade los siguientes propósitos:

- Saldar las deudas.
- Hacer buenos regalos a alguno de tus amigos.