Little Closet of Dreams

lunes, 12 de noviembre de 2007

Veinte hechos aleatorios sobre mí misma

Estos últimos días he estado leyendo en insanejournal una serie de post sobre personajes de los libros de Harry Potter (que por cierto recomiendo altamente a aquellos que os guste la serie y tengáis un buen nivel de inglés) en los que cada escritor se ha inventado 20 hechos aleatorios de la vida del personaje o personajes que haya elegido, y me ha parecido una buena manera de que sepáis más cositas sobre mí, así que ahí tenéis:

1.- Nací un 30 de mayo, día de San Fernando, mientras mi padre hacía la mili en la marina en la base de... ¡San Fernando de Cádiz! Mi madre pensó que ponerme su nombre, Marina, sería demasiado cruel para mi padre y decidió ponerme Aránzazu (pero no me llaméis por ese nombre, por favor, respondo mejor a Arantxa), que era un nombre que les gustaba a los dos.

2.- No me he olvidado del año de mi nacimiento, no. Sólo diré que mis padres pasaron ya hace tiempo sus bodas de plata y que su jugada preferida en el fútbol es el penalti...

3.- Sé que sabéis que me gusta leer, pero lo que no os había contado hasta ahora es que si empiezo a leerme un libro de esos que enganchan, soy capaz de leérmelo de una vez, olvidándome de comer, dormir o cualquier otra cosa que implique desviar la vista del libro. Contrario a las creencias de muchos de mis amigos, el último libro con el que me pasó no fue Harry Potter and the Deathly Hallows (sí, sí, en inglés, que para eso mi tía esperó a darme el regalo de cumpleaños casi dos meses), si no El código DaVinci. Empecé a leerlo por la mañana temprano, porque estaba en la mesita de noche de mi madre un día que fui a hacer su cama porque ella estaba de guardia, y lo terminé aquella misma noche. Sólo paré cuando llegaron mis hermanos pequeños del colegio, y porque tenía que prepararles la comida.

4.- Nací y me crié en Málaga capital, y todavía no he encontrado una ciudad en la que crea que podría vivir mejor que aquí.

5.- Cuando mis padres vieron que el piso que teníamos en la Avda. La Paloma (Málaga) se quedaba pequeño para la familia, nos mudamos a un pueblo de los alrededores. No está lejos de la capital, y es un sitio tranquilo y bonito, donde tengo mi propia habitación, pero echo de menos nuestro piso.

6.- Mis padres decidieron no educarme en ninguna religión, pero sé lo suficiente de todas para no seguir ninguna.

7.- También es verdad que no creo que haya ningún Dios, así que...

8.- Cuando creo que una frase tiene una conclusión lógica, dicha conclusión la dejo en el aire, en puntos suspensivos. Claro, que no todo el mundo sigue mi misma lógica, así que esa manía vuelve un poco locas a algunas de mis amigas.

9.- Si eres mi amigo, lo eres para toda la vida. A no ser que nos separemos porque de algún modo me has hecho mucho daño, no importa cuántos años estemos sin vernos, yo te seguiré considerando un amigo, y si necesitas mi ayuda, te ayudaré en lo que pueda.

10.- Si necesitas un hombro sobre el que llorar, yo soy tu persona. Pero no acudas a mí en busca de consejo. No porque no quiera dártelo, sino porque creo que no tengo suficiente experiencia en la vida para que mis consejos sean válidos. Pero, si aún así, vienes a mí en busca de consejo, haré todo lo que pueda para que saques lo mejor de cada uno de los que te dé.

11.- Soy de naturaleza tranquila, muy tranquila. Mi día perfecto es aquel en el que me paso la mañana en la cama, la tarde sentada en una tetería o heladería con mis amigos y la noche leyendo o viendo una peli.

12- Me encanta cocinar. Hay algo en los olores y sabores de la cocina, y en el hecho de transformar algo tan simple como, por ejemplo, unos tomates en una rica porra antequerana o un gazpacho andaluz, que siempre me ha atraído. Creo que en eso tienen mucho que ver mis abuelas, que siempre han cocinado delante mía. Las echo a las dos de menos. Una se murió hace unos años, y la otra vive en Galicia, y hace mucho tiempo que no voy.

13.- Es mi número favorito. Aunque tampoco le hago ascos al 3 ó al 15.

14.- Soy muy llorona. Ya sea leyendo un libro, viendo una película, o viendo una serie o programa en la tele, si la situación se presta a ello, yo me hecho a llorar. Para que os hagáis un idea, cuando hace unas semanas hubo los incendios aquellos tan grandes en california, en las noticias mostraron imágenes de una pareja de personas mayores en las que la mujer me recordó a mi abuela paterna, y me eché a llorar. Pero claro, mientras veía como el fuego quemaba todos aquellos bosques y casas ya se me saltaban las lágrimas, así que aquella mujer fue simplemente la gota que colmó el vaso.

15.- No me considero extremadamente ecologista, pero hay algo en los desastres naturales causados por el hombre que siempre me ha hecho sentir muy mal. Imaginaos cómo lloré cuando pasó lo del Prestige, sobre todo teniendo en cuenta que uno de mis tíos es mariscador en Ribeira.

16.- No me gusta la violencia, no tolero la ignorancia y odio el racismo. Sin embargo, no me gusta ir en contra de las personas, así que acepto a los violentos si realmente se arrepienten, comprendo a los ignorantes que no han tenido la oportunidad de ser otra cosa, y entiendo que alguna gente tenga miedo a aquellos que son distintos a ellos mismos.

17.- Hay muchas cosas que cambiaría en el mundo, pero no me gustan los cambios en mi vida.

18.- Me cuesta mucho trabajo adaptarme a nuevas situaciones. Cuando me enteré de que nos mudábamos al pueblo, perdí mi musas, cogí una depresión y estuve varios años sin leer. Puede pareceros tonto, pero mis libros y mis musas volvieron el día que una amiga me recomendó un libro sobre un pequeño niño mago, y por eso Harry Potter es tan importante para mí. Se convirtió en una obsesión cuando mi amiga Kialaya me introdujo al mundo de las fanficciones, mostrándome un mundo de lectura infinito. Muchas veces bromeo con ella diciéndole que es la culpable de la mayoría de mis noches en vela.

19.- Si alguien me da a elegir entre mi familia y mis amigos, no sabría que responderles. Mi familia es muy importante para mí, y no creo que pudiera vivir lejos de ella, pero nací con mi familia, y a mis amigos no sólo los he elegido yo, si no que ellos han decidido elegirme a mí tal y como soy. Sobre la gente importante en mi vida:

- Mi núcleo familiar (hasta que tenga hijos y/o me case) lo forman seis personas: mis dos hermanas, mi hermano, mis padres y yo misma.

- Tengo, además, seis tí@s (con sus respectivas parejas) y catorce prim@s. Dos de ell@s ya se han casado, un@ ya me ha dado un ¿sobrinito o primito? y otr@ lleva una en camino.

- Tengo aproximadamente un centenar de amigos de los que no sé nada desde hace años, y unos treinta con los que hablo regularmente (más o menos), pero puedo contar con los dedos de las manos los que son realmente cercanos a mí, casi me sobran los de una para enumerar a los que me dolería perder y me llega con mi dedo índice para señalar a la que es tan amiga que es casi mi hermana.

20.- Creo ciegamente en el amor, porque no hay otra manera de creer en él, y se me ha cruzado exactamente tres veces en mi vida, escapándose tan dolorosamente que se ha llevado un trozo de mi corazón cada vez. Pero no dejo de confiar en que va a volver a pasar por delante mía para no dejarme jamás. Lo sé porque si hay algo a lo que no voy a renegar, es a dejar un trocito de mí en este mundo en la forma de mis hijos, y sé que, aunque ese no sea el amor que nosotros los soñadores deseamos, es el amor más duradero que existe.

viernes, 2 de noviembre de 2007

Un sueño inalcanzable

Después de la decepción que sufrí después de no encontrar mis viejos cuentos donde yo creía que estaban, me puse a reflexionar un poco sobre todas las decepciones que me he llevado en mi vida, y teniendo en cuenta el título de mi blog, creo que es bastante adecuado que, mientras encuentro (o no) las primeras historias que escribí, puedo ir contándoos poco a poco todos los sueños que durante mi vida no he podido realizar.

En mi primer post ya os hablé de mi afición a la lectura y, consecuentemente, a la escritura. Sin embargo, aunque me guste mucho escribir, el ser escritora no ha sido nunca uno de mis sueños. Es cierto que, en algún momento de mi vida, llegué a pensar en estudiar periodismo para hacerme reportera de guerra, pero aquello tenía más que ver con mi sentido de la aventura que con mi afición a la escritura, y pronto descarté ese pensamiento, entre otras cosas porque mi cabeza, a la hora de estudiar, retiene mejor las cosas que requieren un proceso lógico para llegar a ciertas conclusiones, así que decidí inclinarme por los caminos de las Matemáticas.

Sin embargo, esto no quiere decir que uno de mis principales sueños no tenga que ver con mis queridos libros, ya que un sueño que ha estado siempre rondando por mi cabeza es el de ser actriz. ¿Que qué tiene eso que ver con mi afición a la lectura? Creo que la conexión no debe ser difícil de hacer, pero para aquellos que no la vean...

Desde que empecé a leer y a aficionarme a la lectura, en mi cabeza he sido Falbalá, Cleopatra, la Emperatriz Infantil, Momo, Kitiara... y una interminable lista de personajes, tanto femeninos como masculinos, y mientras leía un libro lo exteriorizaba tanto que hasta mi madre se dio cuenta de que algo había que hacer con esta imaginación mía, así que en cuanto hubo un grupo de teatro en mi colegio, me apuntó a él. Así que, cuando tenía nueve años, me subí por primera vez a un escenario y me convertí, por unas pocas horas, en alguien totalmente distinto a mí.

Aquello me encantó y cambió mi vida para siempre. Yo era, y sigo siendo, una persona bastante tímida, y me cuesta trabajo hablar, comunicarme, a no ser que esté con un círculo de amigos cercanos, pero encima del escenario todo cambiaba.

Allí no era yo la que hablaba, era otra persona que tenía mi misma cara, pero que se maquillaba y se peinaba de formas en las que yo nunca lo haría, que cantaba, bailaba y se movía de formas en las que yo era incapaz, que hablaba por los codos, cuando mi mismo abuelo se sorprendía si yo decía más de cinco palabras seguidas. En resumen, encima del escenario no era yo, era mi personaje, y aquello me daba cierta seguridad fuera del escenario que hasta entonces no había tenido.

El teatro era un sueño para mí, pero, como todos los sueños, se acaba cuando te despiertas, y, cuando entré en el instituto, desperté en una vida real que me obligó a alejarme de los escenarios para plantar los pies sobre la tierra y forjarme un futuro incierto.

Sin embargo, no puedo llamarme a mí misma soñadora empedernida si os digo que no he vuelto a soñar con ser actriz desde entonces, entre otras cosas porque si lo hiciera os estaría mintiendo como una bellaca. No, sigo soñando con ser actriz, sólo que ahora no me imagino encima de un escenario (o al menos no siempre), si no en la gran pantalla. Y por qué no voy a decirlo, cada vez que veo una entrega de premios de cine, ya sean Oscars, Globos de oro, Goyas, Conchas de plata, etc., siempre suelto unas lágrimas mientras me imagino dando el discurso de agradecimiento de turno, que, ya que estoy, sería algo así:

"Compañeros, compañeras, y público. Soy consciente de que sin vuestro apoyo incondicional esta noche yo no estaría en esta sala, por lo que mi primer agradecimiento os lo dedico a vosotros. Tampoco me quiero olvidar de los miembro de la academia (del jurado), que tan amablemente me han dado su voto, y sin los cuales no estaría ahora mismo encima de este escenario. Pero en una noche como esta no puedo olvidarme de tres personas que me han ayudado desde que era un tímida chica encima de un escenario: mis padres, las personas más importantes de mi vida, que vieron que mi tendencia a soñar despierta debía llevarse a un campo más práctico, y a Chani, mi primer profesor de teatro, que me dio mis primeros papeles y la seguridad que necesitaba encima de un escenario. Para vosotros tres no hay palabras que describan lo increíblemente agradecida que estoy, así que diré sólo una palabra, simple y sincera. Gracias"

Ya sé, ya sé. El discurso es terriblemente cursi y largo, y probablemente no llegaría a decir ni la mitad cuando ya estaría sonando la musiquita de fondo correspondiente y tendría a las azafatas y a... ¿Antonio Banderas, Harryson Ford? tirando desesperadamente de mí para conseguir que me callara, pero bueno, no podría dar un discurso de agradecimiento sin mencionar a mis padres y a Chani, que es realmente el nombre del profesor de teatro del colegio, y queda tremendamente mal que en un discurso de estos no menciones a tus compañeros de carrera y a los miembros del jurado, así que...

Pues bien, ahí tenéis otra pequeña ventana a mi interior, y ya creo que debo despedirme, no sin antes deciros a vosotros, mis lectores, que si también tenéis un sueño oculto, compartidlo, si no aquí, en mi pequeño cabinete de sueños, en cualquier otro lugar, en público o en privado, con vuestra familia o con vuestros amigos, porque contar vuestro sueño no os acercará más a él, pero sin duda os acercará más a vuestros seres queridos.

Adiós a todos, y hasta que el próximo sueño nos una.

jueves, 1 de noviembre de 2007

Sueños olvidados

Ya han pasado tres semanas desde mi primer post y, aunque os dije que iba a postear cuentos e historias que escribí cuando era pequeña, me temo que por ahora no voy a poder hacerlo. ¿Por qué?

Pues veréis, hace un par de semanas, poco después de abrir el blog, mi cama, que llevaba ya un par de meses tambaleándose, acabó dando de sí y se rompió, así que tuve que tirarle y recurrir a la vieja cama de mi hermano pequeño. Pero yo, viendo (casi) siempre lo bueno de una mala situación, pensé, "ya que tengo que cambiar la cama, haré también unos cambios en la habitación en general".

Y, con semejante idea en la cabeza, me puse a purgar mis cajones de papeles viejos, con la esperanza de que, entrelazados con los viejos apuntes tanto del instituto como de la universidad, aparecieran algunas de mis viejas historias. Pero, aunque yo ponga todo mi optimismo en un asunto, la suerte es y siempre será una vieja enemiga mía, así que, después de explorar la primera de las cajoneras, que era donde pensaba que debían estar dichas historias, en lugar de encontrar los viejos cuentos ya olvidados que escribiera allá en mi infancia, sólo encontré:

-Una sórdida historia que escribí en mi último año de instituto inducida, probablemente, por un subidón hormonal de adolescente, y que no pienso publicar aquí en su forma original.

- Una libretita en la que escribí algunas cartas (también bastante subiditas de tono, pero sin llegar a la sordidez de mi historia de instituto) que nunca llegué a enviar al que creí que sería el amor de mi vida, y que sólo pienso publicar si kialaya les da su aprobación.

Aún así, no queriéndome dejar llevar por el fiasco de la primera cajonera, me propuse que, después de sacar la ropa de invierno y distinguir entre la que necesitaba un corto lavado (es decir, la que hedía a guardado y/o humedad) y la que no, me pondría a buscar mis escritos en las otras dos cajoneras que hay en mi habitación.

Pero vuelvo a repetir, la suerte no suele estar nunca de mi parte, y teniendo en cuenta que soy alérgica al polvo, después de tres días abriendo cajones durante largo tiempo cerrados y oliendo ropa guardada durante toda una temporada, mi vieja enemiga no me iba a dejar escapar de un pequeño resfriado.

Y claro, de entre muchos de mis defectos, uno de los peores es la tendencia a la vagancia (palabra que, por cierto, no me gusta como suena, y que creo que a partir de ahora voy a sustituir por el término inglés, laziness, que suena bastante mejor a mi parecer), así que para cuando ya estuve recuperada de mi pequeña crisis alérgica me quedaban pocas ganas de seguir buscando.

Y he aquí el motivo básico de mi tardanza en postear, aunque tampoco ha ayudado mucho que dos grandes amigos míos, Ana (a la que puede que conozcáis como brujeitor) y Marco, hayan decidido casarse en una finca cerca de Toledo, trasladándonos a varios amigos (kialaya, Juan Antonio y Miguel entre ellos) y a mí hacia Madrid durante el último fin de semana.

Ahora me despido de todos vosotros hasta la próxima, no sin antes agradecer on-line a los amigos que pusieron las casa de Madrid durante el fin de semana de la boda, ya que dudo que sin la posibilidad de disponer de dicha casa yo me hubiese podido trasladar hasta Toledo para la boda. Un besazo enorme a los dos, y al resto, os prometo que intentaré escribir lo más rapido que pueda para que sigáis vagando en ésta mi tierra de sueños.